Llego a su fin la iniciativa ecuatoriana de dejar petróleo bajo tierra en uno de los sitios de mayor biodiversidad del planeta
El jueves llegó a su fin la iniciativa ecuatoriana de dejar petróleo bajo tierra en uno de los sitios de mayor biodiversidad del planeta, el Parque Nacional Yasuní, a cambio de una significativa contribución económica internacional.
El proyecto ambiental Yasuní-ITT fue lanzado por Ecuador hace seis años y pretendía recaudar US$3.600 millones de la comunidad internacional en 13 años, en compensación por la no explotación de unos 846 millones de barriles de petróleo en los campos Ishpingo, Tambococha y Tiputini (ITT), localizados en el Parque Nacional Yasuní, en plena Amazonía ecuatoriana.
Luego de tres años de creado un fideicomiso con Naciones Unidas para la recepción de los aportes, la iniciativa alcanzó apenas US$13.3 millones en depósitos concretos, mientras que otros US$116 millones quedaron en compromisos.
«El mundo nos ha fallado», dijo el jueves el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, en cadena nacional de radio y televisión al anunciar el fin del proyecto ambiental y asegurar que «la explotación petrolera con adecuadas técnicas afectará menos del 1% del Parque» Yasuní.
En su intervención, el mandatario también afirmó: «El aprovechamiento de las reservas del ITT arrojaría un valor presente neto de US$18.292 millones». A decir de Correa, ese monto le servirá al país «para vencer la miseria, especialmente en la Amazonía» ecuatoriana.
Razones
Pero mientras el gobierno de Ecuador avanza en sus planes de extracción petrolera, hay muchos que se preguntan por qué no tuvo éxito el proyecto ambiental que captó atención de diversos sectores internacionales.
Al hablar de «fracaso» en cuanto a los resultados económicos del proyecto Yasuní-ITT, el presidente Correa admitió que su gobierno seguramente cometió errores, pero dijo que estos no fueron decisivos.
También reconoció que la iniciativa coincidió «con la peor crisis económica global de los últimos 80 años». Pero especialmente resaltó que «el factor fundamental en el fracaso es que el mundo es una gran hipocresía y la lógica que prevalece no es la de la justicia, sino la del poder».
«Los países contaminadores también son los más ricos y fuertes», afirmó.
Sin embargo, hay otras lecturas del porqué del fin de la iniciativa.
Roque Sevilla, quien lideró la comisión técnica del proyecto Yasuní-ITT hasta enero de 2010, le dijo a BBC Mundo que, además de la crisis económica europea, influyeron contradicciones mostradas por el gobierno ecuatoriano en su posición frente al plan ambiental.
«Eso de tener siempre bajo la manga el plan B (de explotación petrolera en la zona del ITT) es algo que desanimaba a los aportantes», manifestó Sevilla, al señalar que no cree que la extracción de crudo en la zona del ITT tenga sólo un mínimo efecto en la biodiversidad del Parque Yasuní.
Por su parte, el codirector de la Estación de Biodiversidad Tiputini de la Universidad San Francisco de Quito, David Romo, dijo que poner fin al proyecto Yasuní-ITT significa que Ecuador ha sido incapaz de convencer al mundo de un cambio de la mentalidad de explotación de la naturaleza para el beneficio inmediato.
«Estábamos como ecuatorianos apostando a que somos una sociedad con una visión bastante innovadora y promotora de la conservación de la naturaleza», le comentó a BBC Mundo Romo, quien a la vez lamentó que los países más ricos del planeta no hayan asumido con esta iniciativa ambiental su «corresponsabilidad» en el problema ambiental.
Fuente: El Día, “El fracaso del proyecto ambiental de Yasuní en Ecuador”