Es común oír las quejas por el clima de Londres: gris, frío, lluvioso.

Pero la capital británica, asociada a menudo con imágenes de chimeneas industriales y ladrillos cubiertos de musgo, tiene otros atractivos: es, de hecho, una de las ciudades más verdes del mundo.

Con sus 3.000 parques y 13.000 especies de vida silvestre, Londres ofrece rincones de naturaleza a la vuelta de casi cada esquina.

Por eso, y aunque parezca una idea extravagante, hay un proyecto que busca que esta ciudad sea reconocida como parque nacional.

«El desafío es comunicar a la gente la idea que una ciudad, un espacio urbano, puede ser también parque nacional», le explicó a BBC Mundo Daniel Raven-Ellison, explorador, maestro de geografía e impulsor de la campaña Greater London National Park.

Hasta ahora y desde su lanzamiento hace cuatro meses, la iniciativa ha conseguido el apoyo de 60 organizaciones relacionadas con la conservación, la educación y el medio ambiente.

Pero según cuenta Raven-Ellison, aunque a mucha gente le parece una buena idea radical, aún no son muchos los que de verdad creen que pueden hacerla realidad.

Generalmente se asocia el concepto de parque nacional con «un lugar remoto y rural», dice Raven-Ellison, pero de hecho en la ciudad puede haber más espacios verdaderamente naturales que en el campo, donde agricultura y ganadería han desplazado desde hace mucho a la vida salvaje.

Por eso, el proyecto quiere que Natural Parks, el organismo que maneja los parques naturales, declare a Londres como la primera ciudad parque nacional del mundo.

«La razón para hacerlo son muchas, pero esencialmente un parque nacional ofrece una lente, una manera colectiva de ver la ciudad, es una idea de lo que podemos esperar de un lugar», le dijo Raven-Ellison a BBC Mundo.

Vivir y disfrutar

Según la definición de National Parks, los parques nacionales «son áreas protegidas por su hermoso campo, su vida salvaje y su legado cultural», cualidades que están presentes en Londres, según quienes apoyan la  campaña.

Y la idea que hay que difundir, dice Raven-Ellison, es que la ciudad no sólo es «un lugar para vivir y trabajar sino también para disfrutar».

Aunque aún queda mucha gente por convencer, este entusiasta divulgador es optimista. Según él, en menos de 25 años Londres podría convertirse en el parque nacional que ha imaginado, un lugar en el que el desarrollo y el bienestar de sus habitantes esté en estrecha relación con el cuidado de la naturaleza.

«Quiero que maestros, padres, políticos, diseñadores, constructores, empiecen a pensar distinto en la forma en que planean, diseñan, crean, sienten y experimentan la ciudad».

Por ahora, la campaña busca firmas para su petición y ofrece datos sorprendentes sobre el hábitat londinense: «dentro de los límites de la ciudad hay 3.000 parques, 142 reservas naturales locales, 36 sitios de especial interés científico, 4 sitios declarados como patrimonio mundial por la UNESCO, dos reservas naturales nacionales y 3,8 millones de jardines privados».

Además, el 60% de la ciudad que se extiende en 1.500km2 está compuesto por espacios verdes y de agua, como ríos, canales o lagos.

Pero primero hay que convencer a los 8,3 millones de habitantes -hablantes de 300 idiomas- que pueblan este gran ecosistema, el cual, por cierto, también incluye a todos los gatos y perros que pasean por sus plazas y, como no, a muchos zorros, ratas y ratones.

Fuente: El proyecto para convertir a Londres en la primera ciudad-parque nacional del mundo.