Cuando el poeta minero Carlos Drummond de Andrade escribió Lira Itabirana, en 1984, ciertamente no imaginaba estar escribiendo una profecía. El día 5 de noviembre de 2015, el colapso de una presa de la minera Samarco, controlada por Vale (Brasil) y BHP Billiton (Australia), derramó una avalancha de 62 billones de litros de desechos mineros de hierro sobre la cuenca del Río Doce (Río Dulce), en el sudeste de Brasil. “Antes la carga era más ligera”, decía Drummond.

Después de recorrer más de 600 km trastornando a diversas ciudades bañadas por el río, el lodo se vertió en el Océano Atlántico este fin de semana.

Y si el impacto del lodo en el lecho del Río Doce ya era extremadamente preocupante, los especialistas advierten que los daños en el ecosistema marino podrían ser todavía mayores ya que éste es más vulnerable que el terrestre. El biólogo André Ruschi, director de la escuela Estación Biológica Marina Augusto Ruschi, de Espírito Santo, cree que los daños podrían equipararse a “secar el Pantanal”.

La desembocadura del Río Doce está cerca de la área de desove de las tortugas laúd, la mayor y más rara especie de tortuga de la costa brasileña. La sincronización no podría haber sido peor: noviembre es la época de reproducción de las tortugas. El Projeto Tamar tomó la iniciativa de retirar los nidos del lugar, pero no se sabe cuál será el efecto a largo plazo, ya que el área podría quedar contaminada por el lodo y las tortugas siempre desovan en el mismo lugar año tras año.

Cronología de un ecocidio

La presa que se rompió, llamada “Fundão”, se localiza en el oeste del estado de Minas Gerais en las inmediaciones de la ciudad de Mariana. En sus alrededores está el pequeño poblado de Bento Rodrigues, de 600 habitantes, que fue totalmente enterrado por la avalancha tóxica y corre el riesgo de desaparecer del mapa. Siete personas murieron y 12 permanecen desaparecidas, nueve de las cuales son empleados de Samarco.

El lodo siguió implacablemente el curso del Río Doce alcanzando a otras ciudades y llegando hasta el estado de Espíritu Santo. En conjunto, más de 800 mil personas se quedaron temporalmente sin agua en los dos estados.

La empresa Samarco/Vale llegó a entregar 250 mil litros de agua en camiones cisterna a la población de la ciudad minera de Governador Valadares, pero luego se constató que el agua contenía altos niveles de queroseno y no era apta para el consumo.

Esta no fue la única acción imprudente y desafortunada de la empresa desde el día 5 de noviembre. La semana posterior al quiebre de la presa, Samarco dio una conferencia de prensa en donde afirmó categóricamente que el lodo no era tóxico, pero dos análisis hechos por las prefecturas de las ciudades de Governador Valadares y Baixo Guandu detectaron alto contenido de hierro y metales pesados como mercurio que son extremadamente nocivos para la salud.

Especialistas explicaron que aunque en sí la composición de los desechos no tenga elementos tóxicos, el lodo funciona como una “esponja” que atrae hacia el río otros contaminantes.

El gobernador de Minas Gerais, Luiz Fernando Pimentel del Partido de los Trabajadores dio una conferencia de prensa en la propia sede de Samarco donde defendió a la empresa y pidió cautela para apuntar culpables. La postura del gobernador generó críticas de la población. Fabrício Costa, quien es de Minas Gerais, comentó en su página de Facebook:

Alguien se imagina que después del desastre de Fukushima, el Primer Ministro japonés, Shinzo Abe, hubiese ido a la sede de la empresa que administra el reactor nuclear y desde allá concediera una entrevista donde afirmara que la empresa está poniendo todo de su parte para atenuar los daños a las víctimas y al medio ambiente?

De la misma forma, como escribió Maurício Caleiro, “imaginen que Obama hubiese ido a la sede de Exxon y asegurara que la empresa está tomando todas las providencias?”

Pues eso fue lo que pasó en mi estado. El gobernador Fernando Pimentel se puso en el papel de relaciones públicas de la empresa, fue hasta Samarco y desde allá dio una conferencia de prensa donde dijo que la misma empresa que causó este ecocidio está haciendo todo para mitigar los daños y que no podemos apuntar culpables sin una investigación técnica más exhaustiva.

La relación promiscua entre empresa y Estado es aún más evidente en el lugar de la tragedia. La prensa brasileña tiene acceso restringido o controlado por la propia Samarco/Vale. Los habitantes de los pueblos afectados fueron evacuados por la empresa hacia hoteles de la región, lo que también dificulta el acceso de la prensa ya que los horarios de visita son controlados. Todos los trabajos de recuperación los está llevando a cabo Samarco/Vale, que hasta ahora no ha podido explicar las causas del accidente.

El gobierno federal estableció una multa a Samarco de 250 millones de reales. En 2014 la empresa facturó $ 7,6 billones de reales.

¿Es el fin del Río Doce?

El desastre de Mariana ya está siendo llamado el “Fukushima brasileño”. Las impresionantes imágenes de la devastación, la falta de respuestas sobre las causas del accidente y la pasividad del gobierno federal y el de Minas Gerais, dejaron a la población preocupada y enojada.

El pequeño poblado de Bento Rodrigues, del cual la mayoría de los brasileños no había oído nunca hablar, se vió en el centro del debate nacional sobre la aparente falla de gestión ambiental brasileña. Un antiguo video donde se muestra la vida local antes de la tragedia ha circulado en Facebook durante la última semana:

El video provocó un comentario de la columnista del periódico de O Globo, Cora Ronai, publicado en su perfil de Facebook:

Video, pinche aquí.

Pienso en las vidas que ya no existen, las vidas de ellas y las de tantas otras personas afectadas por esta tragedia. Pienso en los pequeños pueblos de los que nunca habíamos escuchado, en los animales, el estilo de vida, las tardes desaparecidas, la calma que nunca más regresará, y siento una tristeza enorme, una rabia profunda y una vergüenza indescriptible por vivir en un país tan negligente e irresponsable.

Un lodo tóxico contaminó el suelo y el agua de la cuenca del Río Doce, matando gran parte de la fauna y flora en su camino. Biólogos y ecologistas temen que el lodo altere el curso del río y su fauna para siempre ya que el lodo se debe sedimentar en el río cimentando su lecho y alterando la composición del agua. Se teme además que especies endémicas de la región se hayan extinguido.

El biólogo Maurício Ehrlich afirmó en la Folha de S. Paulo que el lodo puede transformar los márgenes del río en “desiertos de lodo” y que la recuperación del suelo puede llevar centenares de años (el tiempo necesario para la formación de un nuevo suelo).

En entrevista para EsHoje, Luciano Magalhães, director del Servicio Autónomo de Agua y Alcantarillado (SAAE) de Baixo Guandu, órgano responsable del análisis de laboratorio pedido después del desastre, describió: “(El río) ya no sirve para nada, ni para irrigación ni para los animales, y mucho menos para consumo humano. El escenario es el peor posible”.

Pero si las autoridades brasileñas demostraron falta de liderazgo para mitigar el impacto del desastre, la población no tardó en tomar la iniciativa. Habitantes, pescadores y profesionales de biología organizaron operaciones “arca de Noé” en las cuales retiraban animales y plantas del río intentando salvar parte de la fauna y flora antes de la llegada del lodo. Los lugares afectados también recibieron donaciones de agua de ciudades vecinas.

Fuente: Globalvoices. ‘El Río es dulce, Vale es amarga’: lodo tóxico derramado por minera de Brasil llega al Océano.