Por Redacción Central | – Los Tiempos – 6/08/2013
Según ese documento, la política económica del “proceso de cambio” del quinquenio que está ingresando a su fase final tendría un eje articulador. “El objetivo central requiere del cambio del patrón de desarrollo primario exportador, que se caracteriza por la explotación y exportación de recursos naturales sin valor agregado, y de la constitución de un nuevo patrón de desarrollo integral y diversificado, que consiste en la agregación de valor y la industrialización de los recursos naturales renovables y no renovables”, decía su parte central el “Plan Nacional de Desarrollo”. Sin ese cambio del patrón primario exportador sería imposible alcanzar los demás objetivos del “proceso de cambio”.
En el mismo documento, bajo el subtítulo “La armonía con la naturaleza”, se afirmaba que “el desarrollo en torno al Vivir Bien se fundamenta en la capacidad de recuperar el vínculo con la naturaleza y con memoria social, que en las comunidades agrarias está centrado en la tierra, en las comunidades nómadas en el bosque (…)”.
El “Modelo Económico Plurinacional Productivo” presentado al país en septiembre de 2009 contenía propuestas muy concretas alcanzar los dos principales objetivos del “Plan Nacional de Desarrollo”. “Emprender un gran plan industrializador en las áreas de hidrocarburos, minerales, alimentos, producción de medicamentos, textiles y, en general, toda aquella actividad que produzca valor agregado” era la meta que el Movimiento al Socialismo se fijó para el quinquenio 2010-2015.
De los dichos a los hechos
Siete años han transcurrido desde la presentación del Plan Nacional de Desarrollo “Bolivia Digna, Soberana, Productiva y Democrática para Vivir Bien” de 2006 y cuatro del “Modelo Económico Plurinacional Productivo”, margen de tiempo suficiente para ensayar una comparación entre lo que el gobierno nacional se propuso y lo que logró en materia económica.
Al hacerlo, las cifras oficiales sobre el comportamiento de los diversos sectores de la economía nacional ofrecen elementos de juicio muy elocuentes. Entre ellos, se destaca el hecho de que durante los últimos años, lejos de haberse diversificado la base económica de nuestro país, se ha acentuado de manera consistente el carácter primario exportador de nuestro aparato productivo.
En efecto, si se comparan los datos relativos al total de las exportaciones agrícolas, hidrocarburíferas y mineras de los últimos años con las exportaciones totales, se verá que la tendencia va en sentido diametralmente opuesto al que se propuso el gobierno del Movimiento al Socialismo, pues de un de 82,74 por ciento en 2009 el porcentaje relativo de exportaciones de materias primas subió a 89,35 por ciento en 2012 y se aproximó al 94 por ciento durante los primeros meses de 2013.
Como lógica consecuencia de lo anterior, durante los últimos años se ha acentuado también una tendencia hacia la desindustrialización de nuestra economía. Así lo indica la constante caída del peso relativo de nuestras exportaciones industriales manufactureras, que bajó de 17,26 por ciento en 2009 a 10,65 por ciento al finalizar 2012.
Esa tendencia es también corroborada por el más reciente informe del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), según el que durante el primer trimestre de 2013 el valor de las exportaciones de hidrocarburos creció en un 30 por ciento en relación al primer trimestre del 2012, llegando a representar el 54 por ciento de las ventas externas bolivianas. Las exportaciones de minerales, por su parte, tuvieron un crecimiento del 23 por ciento en su valor.
En el sector agrícola, se destaca el caso de la soya y derivados cuyo valor creció en casi un 50 por ciento. En el extremo opuesto se ubicaron las exportaciones manufactureras cuyo valor, en los rubros de carpintería, confecciones y textiles, por ejemplo, cayeron un 9, 8 y 12 por ciento, respectivamente.
Así pues, el rasgo central de la evolución de la economía durante los últimos años es el diametralmente opuesto a lo que el gobierno propuso como “objetivo central” de su gestión.
Previsible fin de la bonanza
Bolivia, por ser uno de los países más dependientes de la exportación de materias primas, ha sido uno de los más beneficiados con la racha alcista de los precios de esos artículos. Gracias a ello, el crecimiento de la economía ha sido muy superior al de años anteriores y también al de otros países latinoamericanos. Así lo ha destacado el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y más recientemente la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Los elogiosos informes sobre la economía boliviana, sin embargo, llegan acompañados de una advertencia. Es que durante el primer semestre de este año se inició un descenso de varios productos de exportación de la región, especialmente los minerales y metales, el petróleo y algunos alimentos, tendencia asociada a la recesión en la eurozona y la desaceleración del crecimiento de China, lo que según todas las previsiones tendrá efectos negativos para la región.
HACIA EL FIN DE LA BONANZA
VACAS GORDAS
Tres cuartas partes de las exportaciones de las economías de América Latina consisten en materias primas cuyos precios han mantenido durante los últimos años unos niveles muy altos gracias a la demanda china.
CHINA
Gran parte de la tendencia alcista de las materias primas se explica por el intenso ritmo al que ha crecido la economía china durante las últimas décadas, el mismo que ha comenzado a decaer. El futuro de los precios depende directamente de lo que ocurra con ese país.
VACAS FLACAS
Muchos gobiernos latinoamericanos se han dedicado a gastar los excedentes provenientes de los mayores precios y han invertido muy poco en la diversificación de la base de su economía, por lo que el descenso chino causa temor.
84%
Del total de las ventas nacionales corresponde a hidrocarburos y minerales.
16%
De las exportaciones corresponde a productos no tradicionales.
-7,61%
Fue la disminución del precio del gas para Argentina. 5,79 se redujo el precio para el brasileño.
– 22%
El precio del estaño registró un descenso del 22 por ciento, en comparación con el promedio de 2011.
UN PAÍS ADICTO A LAS EXPORTACIONES PRIMARIAS
GAS NATURAL
La mitad de nuestra economía
Según el más reciente reporte del Instituto Nacional de Estadística (INE), las exportaciones acentúan su dependencia del gas natural, que a mayo del 2013 representó el 50,8% de las ventas bolivianas, lo que en términos monetarios equivale a 2.486 millones de dólares. En diciembre de 2010, el gas representaba el 46% del total. La principal causa de ese incremento fue la mayor cantidad de volúmenes de gas natural enviados a Argentina, que han crecieron un 21%, con respecto a igual período del año pasado.
Esa participación ha continuado incrementándose durante los últimos meses, hasta llegar al 53%.
MINERÍA
La segunda fuente de la bonanza
La tendencia al incremento de la importancia relativa de las exportaciones mineras también se manifestó durante los primeros meses del año.
Las exportaciones de minerales registraron un crecimiento del 16 por ciento entre enero y abril de 2013 respecto de similar período del año pasado.
En el primer cuatrimestre de este año, la venta de minerales alcanzó un valor de 1.158 millones de dólares, mientras que en igual período de 2012 llegó a $us 999,9 millones de la misma moneda, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).millones y en 2010 $us 723,4 millones.
ALIMENTOS
Comida para los mercados del mundo
La venta de azúcar, alcohol y sus derivados creció en más del 100% al subir de $us 16 millones a $us 35 millones, mientras que el volumen exportado subió de 25 mil t a 65 mil t, según la comparación de enero a abril de 2012 y 2013.
En igual periodo comparativo, la soya y sus derivados creció hasta $us 55 millones y a casi 80 mil t en cuanto a volumen; mientras que el girasol y sus derivados subió a $us 7 millones y 11 mil t.
Tales incrementos, sin embargo, se han visto contrarrestados por la caída de los precios. En julio, el precio internacional de la soya bajó 14%, el del maíz 28%.
ALIMENTOS
Comida para los mercados del mundo
La venta de azúcar, alcohol y sus derivados creció en más del cien por ciento al subir de $us 16 millones a $us 35 millones, mientras que el volumen exportado subió de 25 mil t a 65 mil t, según la comparación de enero a abril de 2012 y 2013.
En igual periodo comparativo, la soya y sus derivados creció hasta $us 55 millones y a casi 80 mil t en cuanto a volumen; mientras que el girasol y sus derivados subió a $us 7 millones y 11 mil t.Tales incrementos, sin embargo, se han visto contrarrestados durante las últimas semanas por la caída de los precios.
TEXTILES
Liquidación de la oferta manufacturera
El ejemplo más dramático del proceso de desindustrialización de la oferta exportadora de Bolivia, lo ofrece el rubro de las exportaciones textiles, pues fue, hasta hace cinco años, el más exitoso ejemplo de diversificación de la base económica de nuestro país.
Recorriendo el camino inverso, tanto el valor como el volumen de este rubro no hace más que disminuir. En los primeros cinco meses de 2013, por ejemplo, bajaron en un 60 por ciento en los primeros cinco meses de 2013, debido a la falta de mercados.
La causa principal de esta caída es la pérdida de las preferencias arancelarias.
JOYERÍA
Excepción que confirma la regla
En medio de una tendencia desfavorable para los artículos manufacturados, la joyería aparece en las estadísticas como una excepción.
Durante los primeros meses del año el valor de las exportaciones de este rubro llegó a los 37 millones de dólares, casi 20 millones más que en igual período de 2012, lo que representa un aumento del 108 por ciento.
Tan notable aumento podría ser visto como la excepción en el contexto de dependencia de las materias primas. El matiz negativo, sin embargo es que tal crecimiento está excesivamente condicionado por factores externos.
ANÁLISIS
EDITORIAL DE LOS TIEMPOS (6/11/2012)
Exportaciones exitismo y escepticismo
Los datos relativos al continuo crecimiento de las exportaciones de nuestro país durante los últimos años son muy buenas noticias que suelen ser interpretadas como una fehaciente prueba de lo bien que marcha la economía nacional.
Y en efecto, por lo menos a primera vista, no faltan motivos para destacar el aspecto positivo de tales cifras recurriendo para ello a adjetivos superlativos como “récord histórico”, “sin precedentes” y otros similares.
Tan buenos resultados serían, según destacan autoridades gubernamentales, directa consecuencia de las políticas económicas adoptadas durante los últimos años a partir de la inauguración del “proceso de cambio”.
La otra cara de la medalla la ofrecen interpretaciones escépticas de quienes consideran que el Gobierno actual no tiene demasiado mérito en el asunto, pues tan halagüeñas cifras, más que a aciertos propios, se deberían a factores del todo ajenos a la voluntad y habilidad del Ejecutivo, como es la notable alza de los precios de las materias primas que siguen siendo, como en décadas y siglos pasados, el principal sostén importante de la economía nacional, fenómeno que de un momento a otro tocaría a su fin, devolviéndonos abruptamente a una dura realidad.
Según esta segunda manera de ver las cosas, no es prudente incurrir en el desmedido entusiasmo, pues, un análisis más minucioso de lo que se esconde tras las apariencias obligaría a ver con más cautela la realidad actual y, mucho más aún, sus proyecciones hacia el porvenir.«Un análisis de lo que ocultan las apariencias obligaría a ver con más cautela la realidad actual y sus proyecciones hacia el porvenir»
Fuente: Los Tiempos. Un país adicto al modelo extractivista.