• Los elefantes son perseguidos para vender el marfil de sus comillos o cambiarlo por armas

A día de hoy, los militares han recuperado »60 fusiles, granadas de mano y 50 cajas de balas de los cazadores», que usan los cazadores furtivos de elefantes

YAUNDÉ, CAMERÚN (13/ENE/2’13).- Un año después de la masacre de unos 400 elefantes en el parque natural de Bouba Ndjida, en el norte de Camerún, el Gobierno del país decidió enviar a 600 militares más, que se unirán a los de los cien que están ya presentes en la zona.El anuncio fue hecho en la radio estatal de Camerún por el jefe del Ejército de Camerún, el general Martin Tumenta, quien aseguró que «la operación fue lanzada el pasado 15 de diciembre en secreto para sorprender a los cazadores furtivos».

El despliegue de los 600 militares en el parque natural, de 220 mil hectáreas, forma parte de la operación del Gobierno camerunés «Paz en Bouba Ndjidda», en la que fueron movilizados militares de la Brigada de Intervención Rápida.

«Esta operación militar de Camerún representa un nuevo estándar en la lucha contra los cazadores furtivos» dijo Martin Tumenta.

«Este despliegue pretende también prevenir posibles incursiones de cazadores venidos de Sudán y que pasan por la República Centroafricana», añadió.

A día de hoy, los militares han recuperado «60 fusiles, granadas de mano y 50 cajas de balas de los cazadores».

Camerún asegura que los autores de la caza furtiva de elefantes proceden de Sudán y de Chad, se desplazan en grupos de medio centenar de personas y utilizan caballos y fusiles automáticos AK-47 para llevar a cabo las matanzas.

Los elefantes son codiciados por el marfil de sus colmillos, que no sólo se cambia por dinero, sino también por armas y municiones destinadas a conflictos en países vecinos, según la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Salvaje, CITES.